Las creencias limitantes pueden bloquear nuestras metas e interferir con nuestro desarrollo personal y profesional. Descubre qué son, cómo reconocerlas y el impacto que tienen en tu vida.
Los seres humanos tenemos creencias acerca de muchas cosas en la vida, y no está mal, tenemos que creer en algo para saber hacia dónde nos dirigimos. El problema está cuando muchos de esos pensamientos no nos ayudan en nuestro camino de crecimiento, son, lo que llamaremos aquí “creencias limitantes”.
Nuestros pensamientos pueden dominar todo en la vida. Todo lo que hacemos está relacionado con la manera en la que pensamos, en la opinión que nos hemos formado sobre algo o alguien o en las posturas que otros tienen sobre algo, y que nosotros hemos adoptado como propias.
Incluso cuando decimos que tenemos muchos problemas que resolver, es porque nosotros mismos le damos ese tinte de “conflicto”. Nos hemos forjado esa creencia. Y si asumimos que no podemos resolver esos “problemas”, peor, porque no solo nos hemos formado esa idea, sino que además esta se ha convertido en una creencia limitante imposibilitando nuestro actuar.
Ahora, vamos paso a paso…
¿Qué son las creencias limitantes?
Todos tenemos un sistema de creencias y valores que actúa como motor en nuestra conducta. Es decir, nos regimos por una serie de creencias a la hora de actuar y hablar. Las creencias son actitudes mentales que hemos desarrollado sobre algo que consideramos cierto, pero que quizás, no hemos comprobado.
Frente a nosotros tenemos la realidad, los hechos. Luego, esa realidad la procesamos en nuestra mente según las experiencias por las que hemos atravesado en la vida, nuestros valores, la crianza que hemos tenido, nuestro contexto, la educación que hemos recibido, y tantos factores que van filtrando esa realidad en nuestra mente hasta que emitimos un juicio acerca de ella. La creencia es eso, es lo que yo doy por cierto sea que lo haya comprobado o no, es el juicio en forma de pensamiento que tengo sobre algo o alguien y que determina al final, mi forma de actuar y responder ante la vida.
El riesgo de ese proceso mental es que si esos juicios que hemos creado son totalmente negativos, damos pie a que andemos por la vida con barreras mentales que limitan nuestro desarrollo profesional y personal, es decir, se convierten en creencias limitantes.
Incluso, en mis programas de coaching he visto cómo muchos líderes han
estado en total desconocimiento de que muchos de los obstáculos que ellos reconocen como factores externos para superar sus metas, son realmente impuestos por sus propias mentes.
¿Cómo se forman estas creencias?
Cuando estamos pensando que hay una situación en nuestra vida que no podremos superar, posiblemente estamos experimentando una creencia limitante, estamos ante un pensamiento creado por nosotros mismos que genera una actitud (negativa) de manera inmediata, sin espacio a consideraciones, como si fuera una sentencia.
La mayoría de nuestras creencias nos acompañan desde la infancia, vienen de experiencias vividas en esa época en la que no teníamos conciencia plena sobre muchos aspectos de la vida, y que de alguna manera nos continúan condicionando en la adultez.
Desde que nacemos, estamos almacenando información en nuestro cerebro que nos van suministrando nuestros padres, maestros, otros familiares, y que van moldeando nuestra realidad. De hecho, el psicólogo Jean Piaget dice que entre los 2 y 7 años vamos acumulando imágenes mentales que desarrollan nuestro lenguaje, que es, al fin y al cabo, la manera en como entendemos y nos enfrentamos al mundo.
Creencias limitantes más comunes…
Piaget dice que entre los 7 y 12 años ya nosotros elaboramos pensamientos concretos en función de ese background que hemos estado recibiendo hasta ese momento. Que no es hasta los 12 años cuando empezamos a ser capaces de utilizar la lógica para poder analizar sobre situaciones más profundas.
Y así vamos creciendo con tantas ideas que nos limitan cuando nos presentamos ante situaciones en nuestra vida de adultos, y comenzamos a decir frases que están ligadas a esas creencias limitantes, por ejemplo:
No puedo
No tengo las capacidades
Nunca tengo suerte
No soy bueno para eso
Nunca tengo suerte
Es demasiado difícil para mí
Me da miedo hacerlo
Quisiera, pero no tengo tiempo
El dinero no me alcanza
Eso es imposible
Ya es demasiado tarde
¿Alguna te suena familiar? Seguro que sí… y esto se debe a que el 80% de los pensamientos que tenemos diariamente son negativos. Esto de acuerdo con Sydney Pinoy Peyronnet, fundador de Neuros Center and Hearth Integrated Wellbeing Center.
En mi programa de Career Advice desarrollamos un espacio para la reflexión que nos permite entender cuáles son esas barreras que no permiten afianzar las competencias y talentos que cada quien tiene como profesional. Muchas de ellas se originan por creencias negativas acerca de sí mismos.
Tipos de creencias que pueden limitar tu crecimiento
Dicen por ahí que si deseas conocer a una persona, debes fijarte en lo que hace y no en lo que cree. ¡Y es totalmente cierto!
Piensa en una persona exitosa, la que tú quieras… seguro que alguna vez mientras la mirabas pensaste: “tiene muy claro lo que quiere y sabe que nada ni nadie se interpondrá entre él o ella y su objetivo. ¡Yo quisiera ser así!”.
Pero inmediatamente después empiezan los pensamientos negativos y las comparaciones. “Bueno, pero es que él o ella están en otra posición”, “es que yo ya lo he intentado”, “se necesita suerte para triunfar” y un largo etcétera.
Según Elodie Korn, coach y especialista en desarrollo de talentos y gestión de R.R.H.H, las creencias limitantes pueden dividirse principalmente en tres tipos:
Posibilidad
Son creencias que se relacionan con hechos posibles de lograr, pero que uno mismo se hace la idea de que es algo imposible. Por ejemplo, dices que no puedes hacer crecer tu negocio porque no tienes el capital para hacerlo, que quizás un conocido tuyo sí pudo pero porque sus circunstancias son diferentes. Dices cosas como: “es que él no tiene hijos, yo sí”, “es que no tengo tiempo para dedicarle a eso”, “es que él tuvo suerte y yo no”.
Capacidad
Estas creencias tienen que ver con infravalorar tus capacidades y habilidades, y exaltar las de otros. Dices que no eres suficientemente apto para una determinada tarea. Por ejemplo, seguro tienes personas a tu alrededor que han podido aprender un idioma, pero tu dices que en tu caso no puedes por la edad, o porque se te hace muy difícil, o porque no eres lo suficientemente inteligente para eso.
Merecimiento
En este caso colocas tus acciones pasadas frente a un paredón y juzgas cada una de ellas concluyendo que no eres merecedor de algo mejor porque no hiciste lo que tenías que hacer antes, o porque no tomaste las mejores decisiones en su debido momento. Un ejemplo de esto es cuando piensas que no puedes escalar de posición porque no hiciste alguna maestría específica, o porque no te sacrificaste lo suficiente para poder alcanzar tus metas, o simplemente porque piensas que no te mereces el ascenso y ya.
Estas creencias lo único que hacen es llenarnos de miedos, inseguridades e incapacidades autoimpuestas. Y si eres un líder que trata de inspirar a otros y motivarlos a que cada día sean mejores, sabrás que la autoconfianza es uno de los primeros pasos en los que hay que trabajar para que realmente tu mensaje tenga poder.
¿Es posible vencer las creencias limitantes?
A pesar de que muchas de esas creencias han estado conviviendo en nuestra mente desde hace muchos años, es posible lograr un giro en nuestra mente que nos permitirá asumir otra actitud hacia las circunstancias que nos rodean.
El cuestionamiento de nuestras creencias es clave para empezar a generar ese cambio. Sé que es difícil cuestionar lo que creemos, pero hasta que no consideremos que todo aquello que creemos no es del todo cierto si no lo comprobamos, no podremos salir nunca de esa cárcel mental que nos dejará estacionados siempre en el mismo lugar. Se trata de aumentar nuestro nivel de consciencia, cuestionando lo que nos hace sentido hoy para vivir la vida plena que queremos.
La idea de este artículo es que vayas conociendo cuáles pueden ser esas creencias limitantes que quizás tienes y no te habías dado cuenta. Es solo un abreboca para que empieces a ver cuáles de estas ideas te resuenan y sientes que te están frenando en tu desarrollo personal y profesional.
Por supuesto, trabajar las creencias limitantes no es un proceso de la noche a la mañana. Esto en general requiere del acompañamiento de un especialista para que te ayude a identificar cuáles pueden ser las creencias limitantes que bloquean tu crecimiento. Es importante tener un acompañamiento especial para gestionarlas y finalmente hacerlo bajo la metodología adecuada.
Puedes conversar conmigo acerca de los descubrimientos iniciales que tuviste al leer este material. Y si necesitas que te apoye para continuar con ese proceso, con gusto podré atenderte. La idea es que juntos podamos trabajar en tu desarrollo personal y profesional, comenzando por crear tus creencias potenciadoras.