Uno de los mayores desafíos que enfrentan muchos hombres en la actualidad, es aprender a sentir y expresar su vulnerabilidad. Durante mucho tiempo, bajo el modelo patriarcal, se ha promovido la idea de que los hombres deben ser fuertes, duros e invulnerables, llevando a que se haya desalentado cualquier muestra de debilidad o fragilidad emocional. Sin embargo, esto ha llevado a que muchos hombres se sientan aislados y desconectados de sí mismos y de los demás, lo que a su vez puede afectar negativamente su bienestar emocional, su capacidad para construir relaciones de confianza y liderar exitosamente la diversa fuerza laboral actual.
La buena notícia, es que es posible superar estas barreras mentales y aprender a sentirse cómodo siendo vulnerable, cambiando de esta forma patrones errados del patriarcado
Según Brené Brown, los hombres a menudo tienen dificultades para expresar sus emociones y hablar sobre sus penas debido a las expectativas culturales y de género que se les imponen. A menudo se espera que los hombres sean fuertes, valientes y resistentes, lo que puede dificultar el acceso a sus emociones más profundas.
En su libro “Daring Greatly”, Brené Brown señala que los hombres a menudo canalizan sus emociones a través de la ira, ya que se les permite expresarla de manera más aceptable en la sociedad. Sin embargo, la ira a menudo es una emoción secundaria que enmascara sentimientos más profundos de dolor, tristeza, vergüenza o vulnerabilidad.
Brown también sugiere que los hombres pueden tener más dificultades para hablar sobre sus sentimientos debido a la falta de modelos a seguir. De hecho, fue un punto que conversamos en mi Debate (Debate Nueva Masculinidad y su impacto en el Liderazgo – YouTube), donde los hombres a menudo carecen de mentores y modelos a seguir que les enseñen cómo expresar sus emociones de manera efectiva, libre y saludable. Inclusive hasta con sus propios amigos, no se atreven en la mayoría de las ocasiones, a expresarles los sentimientos que los embargan.
Entonces para enfrentar estos problemas, es importante como un primer paso, crear espacios seguros, por ejemplo en las empresas, donde los hombres tengan la oportunidad de conectarse con otros hombres y hablar abiertamente sobre sus emociones. Esto puede ayudarles a que se sientan menos solos y a encontrar formas más saludables de expresar sus penas, dolores, miedos y vulnerabilidades. También es importante que las personas cercanas a los hombres, como sus parejas, hijos, padres, amigos y compañeros de trabajo, sean comprensivas y apoyen sus intentos y el trabajo que hacen para reaprender y conectarse con sus emociones más profundas.
Siempre enseño en mis programas de liderazgo inspiracional, sobre cómo los hombres deben abrazar su vulnerabilidad, comprendiendo que ésta NO es sinónimo de debilidad, sino que por el contrario, es una muestra grande de coraje, valentía y autenticidad.
Cuando un líder habita su vulnerabilidad, se da el permiso de SANAR, de ser auténtico, sincero, de mostrar su esencia de SER humano, conectando genuinamente con las personas, lo que a su vez le permite construir relaciones más significativas, de confianza y saludables.
Un tercer paso que permite un avance mayor, es buscar ayuda profesional, por ejemplo como la Psicoterapia o el Coaching, ya que ofrecen un trabajo personal mucho más cuidadoso y profundo con la persona.
Por último, es importante aprender a identificar, aceptar y manejar las emociones difíciles que pueden surgir cuando nos permitimos ser vulnerables. A menudo, las personas temen ser vulnerables porque temen sentir emociones como la tristeza, la vergüenza, la ansiedad o la desesperanza. Sin embargo, al reconocer y aceptar estas emociones, se abre un campo de trabajo personal maravilloso, donde se puede aprender a manejar las emociones de manera efectiva y a sanar esas experiencias pasadas.
Puedo dar testimonios, como Coach-ACC, que cuando las personas, en especial los hombres, se atreven trabajar en ellos a nivel personal, los cambios en su liderazgo se perciben de inmediato, floreciendo un nuevo Ser humano, más consciente, vulnerable y compasivo consigo mismo.
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Ivett Casanova
