Hablar de habilidades de liderazgo femeninas o masculinas puede desencadenar una gran discusión y si nos vamos al porcentaje de mujeres en puestos senior en las empresas (29% a nivel mundial), la discusión podría ser aún más grande.
Sobre todo por el trabajo en conjunto que debemos realizar dentro de las organizaciones para lograr la equidad de género.
No obstante, lo que nos interesa profundizar, es el poder que tiene el liderazgo femenino para hacer frente a las crisis e impulsar cambios organizacionales.
Un poder intrínseco
Este poder, según un estudio de Harvard Business Review, no está siendo muy aprovechado pese a que las mujeres que ocupan puestos de liderazgo en las empresas son más competentes que sus homólogos masculinos.
¿Un gran tema para reflexionar, no? sobre todo para seguir impulsando los avances de equidad de género y la consolidación de ambientes organizacionales inclusivos.
Sobre sus habilidades de liderazgo
La investigación reveló que los hombres tienen una calificación alta en dos habilidades: “desarrollar perspectiva estratégica” y “experiencia técnica o profesional”.
Mientras que las mujeres obtuvieron puntajes sobresalientes en habilidades de liderazgo como tomar la iniciativa, actuar con resiliencia, practicar el autodesarrollo, impulsar los resultados y mostrar una alta integridad y honestidad.
Dichas habilidades de liderazgo las describen como “la más eficaces en el 84% de las competencias que un líder necesita para ocupar un puesto senior”.
https://beinguconsulting.com/2020/08/01/como-estas-desarrollando-tu-carrera/
Lo que es realmente sorprendente es que aunque las mujeres tengan estos porcentajes tan altos, cuando se les pide que se autoevalúen, no son tan generosas en sus calificaciones.
Al contrario de los líderes masculinos que si tienen confianza en sus habilidades (en algunos casos, demasiada confianza).
Lo anterior explica el por qué las mujeres se limitan tanto al solicitar puestos de trabajo, en especial, para postularse a posiciones de liderazgo.
Está 100% comprobado que lo hacen a menos que estén seguras de que cumplen con la mayoría de las habilidades que se solicitan por parte del reclutador.
No es falta de habilidades de liderazgo
Hay varias explicaciones detrás este comportamiento.
El primero tiene que ver con las barreras mentales o creencias limitantes, el no sentirse “lista” para dar el siguiente paso, siendo un obstáculo grande que viene desde la observadora que es de su realidad.
El segundo tiene que ver con la emoción del miedo, muchas veces ese miedo a no sentirse “suficiente” con todo lo que sabe, con todo lo que hace y sobre todo con todo lo que ES.
Y el tercero, tiene que ver con un tema más generacional, asociado a la experiencia que se va ganando en la vida.
Este último tiende a presentarse en las menores de 25 años, quienes ganan mayor confianza a los 40 años al igual que los hombres.
Sin embargo, a medida que tanto hombres como las mujeres envejecen, su confianza aumenta en general.
Y como dato curioso, al pasar de los años, ¡ocurre algo que llama mucho la atención! A partir de los 60 años, disminuye la confianza de los hombres, mientras que la de las mujeres aumenta.
https://beinguconsulting.com/2021/02/23/gran-lider/
Pese a que las mujeres llegan a tener poca autoconfianza en alguna etapa de sus vidas, la habilidad para tomar la iniciativa, actuar con resiliencia, practicar el autodesarrollo, impulsar los resultados del negocio y sobre todo para liderar equipos, está allí presente!, solo falta darle un pequeño empujón.
Como dice Sheryl Sandberg, economista, autora y directora ejecutiva estadounidense:
“Un líder es alguien que se hace cargo de encontrar el potencial en la gente y los procesos”
Y eso es lo que hacen las líderes ágiles, versátiles e inclusivas.
Sin duda, hablar de habilidades de liderazgo sobresalientes en las mujeres es un tema que más que estar de moda, está en camino de dar grandes cambios en el mundo organizacional.
Un poco polémico, pero al mismo tiempo invitando a los líderes a reflexionar sobre las oportunidades que se crean para las mujeres dentro de sus equipos de trabajo.
Pero también en la organización en general, para lograr la sostenibilidad del negocio con ambientes de trabajo inclusivos.